Antes yo solía ir a mi plazoleta a jugar al fútbol. Otras veces quedaba con mis amigos para ir a pasear con la bici. Pero cuando fuimos creciendo, el fútbol no cabía en mi plazoleta, no. El fútbol lo jugábamos en una pista, con porterías, con redes... tal y como nos imaginábamos de pequeños... pero esta vez de verdad. Lo mismo pasó con las bicis. Mientras corríamos en círculos imaginábamos que estábamos en la carretera o dando un paseo hacia casa de uno de nosotros. Ahora disfrutamos de un carril para bicis, a lo largo de toda una avenida, desde el cual podemos acceder a cualquier punto de Cádiz. Lo mismo pasó con los patines, baloncesto, etc...
Hoy, varios años después, vuelvo a mi plazoleta. Pero esta vez, no voy acompañado por mis padres. Esta vez no llevo un balón, pero sí veré fútbol. Esta vez no llevo bici, pero sí podré recorrer lugares. Esta vez, mis amigos no podían ir, pero podré hablar con ellos. La plazoleta no sólo me permite hacer todo eso ahora, sino que también hay que tener en cuenta lo que en ella no podía hacer: estudiar.
Sólo voy con mi portátil bajo el brazo. La tecnología Wi-fi hace que pueda conectarme a internet. Internet, bendida palabra. Me permite todo. Puedo leer el periódico, así informarme de las noticias del día, por mi ciudad y mi barrio. Es posible también ver vídeos de fútbol, grandes jugadas, a mis jugadores favoritos haciendo cosas que me gustarían hacer... ahora no me las imagino: ahora lo veo. También puedo seguir la Vuelta Ciclista al momento, ver vídeos, y concoer vía satélite imágenes de todos aquellos lugares del mundo que me gustaría visitar. No sólo hago todo eso, sino que me relaciono con mis amigos. Leo y escribo correos electrónicos, uso mensajería instantánea, e incluso hago llamadas telefónicas para hablar.
El detalle que faltaba es el de mi madre: que estudie y haga 'la tarea'. Pero ahora la hago en mim plazoleta. Me informo, aprendo, y visito sitios web por internet con información para descubrir, ver, razonar y estudiar cosas de interés para mi carrera.
Los años han pasado, y las cosas han cambiado. Ahora mismo, hay en la plazoleta muchos niños que me miran con caras de sorprendidos. Pero ellos no se preocupan, sólo juegan al fútbol imaginando que están en un estadio grande, y corren con sus bicis creyendo que están en grandes carreteras. Hay gritos de madres pidiendo que suban a sus casas a hacer las tareas, y son muchos los que llegan tarde a jugar porque hasta que no hagan sus deberes no pueden. Ahora que lo pienso... yo nunca ví a nadie con un portátil en la plazoleta... Esos niños que me miran deben estar impresionados, más aún de lo que aparentan.
Me encanta el avance, el poder hacer cosas que antes no se podía... ¡Vivan las plazoletas con Wi-fi!
1 comentario:
Presentado a concurso de Relatos Cortos
Publicar un comentario